Foro Internacional

 

 

“Los hombres no son mejores que las mujeres, ni a la inversa. La verdad fundamental es que en la creación, nadie es superior a los demás. Al atribuir la supremacía sólo a Dios, las mujeres y los hombres pueden volverse instrumentos al servicio del Omnipotente.

Desde esta aproximación puede emerger la ver­dadera igualdad entre ellos”. “Lo que vemos hoy en día es una con­frontación entre pasado y futuro. La co­munidad masculina no dispuesta a com­prometerse, es el emblema del pasado. Para que el futuro sea una bella, fragante y esplendorosa flor, las mujeres y los hombres tienen que unirse en todas las esferas.”

“Tenemos que aprender las lecciones que nos ofrece la historia, pero no vivir en el pasado. La unidad de la ciencia y la espiritualidad nos ayudará a salir de los oscuros pasillos del pasado y a entrar en la luz de la paz, la armonía y la unidad. “La espiritualidad es la llave que puede abrir nuestros corazones y ver a todos los seres con compasión. Pero nuestras mentes, cegadas por el egoísmo, han perdido su capacidad de juicio, nuestra visión se ha vuelto distorsionada. Este egoísmo solo servirá para crear más oscuridad. Utilizando la misma llave que abría nuestros corazones, nuestra mente, carente de discernimiento, los ha cerrado.”

“Cualquiera que sea la religión de cada uno, si se comprenden los principios espirituales, se puede alcanzar la meta suprema: la realización de la auténti­ca naturaleza del ser humano. Si una botella contiene miel, el color de la botella es irrelevante. Por el contrario, si dejamos de absorber los principios espirituales, la religión no será más que fe ciega, nos encadenará… La fuerza de la religión reside en la es­piritualidad. La espiritualidad es el ce­mento que fortalece el edificio de la sociedad. Practicar la religión y vivir sin asimilar la espiritualidad es como construir una torre apilando ladrillos sin utilizar ningún tipo de cemento. Fácilmente se desmoronará”. Lea mas”:

La ceremonia de Confluencia de las Aguas del Mundo y el Desfile de las Naciones fueron el centro de este evento internacional. Los participantes llevaban aguas de ríos y banderas de los 191 países de las Naciones Unidas. A medida que iba entrando la procesión, todo el estadio de Kochi reverberaba con la antigua plegaria por la paz: “Om Lokah Samastah Sukhino Bhavantu” (que todos los seres de todos los mundos sean felices). Amma vertió todas las aguas den­tro de un recipiente mientras rezaba por la paz y la unidad mundial. 

“La esencia de la maternidad no está limitada a las mujeres que han dado a luz, es inherente tanto a hombres como a mujeres. Es una actitud de la mente. Es amor, y el amor es el aliento de la vida. “Actualmente, cuando la com­petición y el enfrentamiento imperan en todas partes, son las cualidades fe­meninas —la paciencia y la tolerancia de la mujer— las que crean la armonía que existe en el mundo. Igual que un circuito eléctrico de­pende de la existencia de un polo posi­tivo y otro negativo, la vida fluyendo en plenitud depende de la presencia y la contribución de las mujeres, así como de los hombres.”

“Entramos en un nuevo milenio con grandes esperanzas y expectativas de cambio. Pero aunque los números in­diquen que cambiamos de año, esencialmente nada más ha cambiado. El auténtico cambio debe producirse en nuestro interior. Sólo cuando eliminamos el conflicto y la negatividad de nuestro interior, desempeñamos un papel constructivo en el estableci­miento de la paz. “No basta con trasladar las armas nucleares a un museo, pues esa acción en sí misma no aportará la paz al mun­do. Primero tendrían que ser elimina­das las armas nucleares de la mente.”